Cada posición en el campo exige de los jugadores cualidades específicas.
Los porteros, idealmente, deben contar con características
físicas tales como talla, potencia, agilidad, reacción, coordinación, etc.
Además, periódicamente, se van modificando las reglas del juego, lo cual dificulta su misión y le obliga a adquirir nuevas habilidades y a afrontar otras misiones: castigo con golpe franco si se recoge con las manos el balón cedido por un compañero, expulsión si se toca con la mano el balón fuera del área, penalti si se derriba al delantero al arrojarse a sus pies, etc. A su vez, los delanteros aprovechan las modificaciones del reglamento para utilizar nuevas estrategias que les permitan batir al portero (por ejemplo, simulación de caídas ante el portero aunque no les haya tocado- para forzar penalti y su expulsión).
Es necesario preparar al jugador de manera integral, es decir, en el aspecto físico, técnico-táctico y psicológico
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